Una grotesca efigie del presidente Alejandro Toledo fue fusilada, pateada y quemada en una plaza de Perú el miércoles, en un multitudinario paro nacional que dejó unos 80 detenidos y varios heridos.
La acción tenía como objetivo dar a Toledo un ultimátum para que cambie su política económica o renuncie, según los huelguistas.
El paro de un día terminó pacíficamente tras comenzar con una serie de estallidos de petardos que el mayor grupo opositor a Toledo, el Partido Aprista, admitió haber lanzado.