El presidente George Bush culpó a los partidarios incondicionales de Saddam Hussein y terroristas extranjeros por la reciente ola de mortales atentados dinamiteros en Iraq.
El mandatario estadounidense declaró ayer a los medios de prensa en la Casa Blanca que Estados Unidos no será intimidado por lo que calificó de ataques "desesperados" contra civiles por miembros del Partido Baathista de Saddam y combatientes foráneos.
El presidente Bush hizo estas declaraciones un día después de una serie de atentados con bomba en Bagdad que causaron la muerte de 34 personas y dejaron mas de 200 heridos.
Por lo menos cuatro iraquíes perecieron ayer cuando un carro-bomba explotó a 100 metros de una estación de policía en la volatil población de Falluja, al oeste de la capital iraquí.