Un rompehielo de la fuerza naval argentina zarpó rumbo a la Antártida para unirse a una misión potencialmente peligrosa y rescatar a 107 personas a abordo de un buque alemán encallado en el hielo.
La nave, el Almirante Irizar, partió ayer de Argentina en un recorrido de 8 mil kilómetros.
Aunque el buque argentino puede romper témpanos de hielo de 25 metros de espesor, preocupa que también pueda quedar encallado en el hielo.
Los funcionarios argentinos dicen que los rescatistas sumarán sus fuerzas a las de un buque sudafricano y otro rompehielo de bandera sueca para trabajar en temperaturas extremadamente bajas y con poca luz.
El buque sudafricano se acrecó ayer a unos 650 kilómetros de la nave encallada, el Magdalena Oldendorff.